El ahorro empresarial constituye una necesidad para cualquier empresa que desee tener una cuenta de resultados positiva. En este sentido, aparte de incrementar los ingresos, será necesario disminuir los gastos.
Pero también hay que tener en cuenta que cualquier reducción de los gastos no tiene por qué suponer un ahorro a medio plazo para una empresa. A corto plazo lo representará, pero también puede resultar una decisión controvertida en materia de rentabilidad. Si, por ejemplo, este recorte en gasto ha de ser sustituido por un desembolso regular mayor, no se habrá producido el ahorro deseado.
Por lo tanto, es necesario contrastar los gastos e ingresos previstos en el plan de empresa y la plasmación en la realidad de sus objetivos. A continuación se desgranan diversas recomendaciones para ahorrar en el seno de la empresa.
La primera medida que conviene plantear es analizar los gastos corrientes, es decir, los que se tienen durante todos los meses. Estos gastos son imprescindibles para el mantenimiento habitual de todas las organizaciones que disponen de sedes físicas. Reducir los costes de suministros comunes, como el agua, la electricidad o el gas, por tanto, es fundamental para que cuadren sus cuentas. Hay que añadir a este pack la telefonía.
Vale la pena, por consiguiente, comparar las ofertas (las cuales son muy cambiantes) que presentan las compañías que manejan estos mercados. Si se logra un abaratamiento de sus facturas o el ajuste de los servicios a las condiciones propias del negocio, se tratará de un ahorro sustancial, puesto que se notará todos los meses y en un volumen significativo.
Se ha evaluado este coste en primer lugar por su importancia, pero hay otros que tampoco deben ser desdeñados. Son los siguientes.
La palabra partner, que en castellano significa compañero, ya resulta suficientemente elocuente. El segundo gasto más común de una empresa es la inversión en los materiales que proporcionan los proveedores, indispensable para el día a día. No solo hay que negociar con ellos el precio, sino que también hay que fijarse en otros factores, como la calidad de las provisiones o la fiabilidad del servicio. Escoger partners y no proveedores, en este sentido, va a suponer una estrategia caracterizada por su rentabilidad.
Numerosos trabajos que se han ido haciendo tradicionalmente de forma manual pueden ser llevados a cabo por medios digitales. Automatizar los procesos supone un indudable incremento de su eficacia, lo que permitirá que dé más tiempo a realizar más series de estos u otros que puedan ponerse en funcionamiento.
Las herramientas digitales facilitan comprobar en tiempo real y teniendo en un solo vistazo toda la información oportuna el estado de procesos tan relevantes como el inventario de productos.
El cloud computing no solo permite gestionar una organización con una mayor efectividad y rapidez, sino que también puede llegar a suponer un ahorro en sus comunicaciones y procesos de alrededor del 50%. Se ahorra en plantilla, pero también en papel y archivos, lo que implica disponer de un mayor espacio.
Usar programas de gestión en la nube contribuye a minimizar los gastos operativos. Por ejemplo, en equipamientos de conexión, ya que los trabajadores podrán conectarse a la red de la empresa desde cualquier lugar y a cualquier hora. Aparte, lo que también es facilitado por los programas de contabilidad online, se reducirán al mínimo los errores, los olvidos y las duplicidades. Invertir en estos recursos tecnológicos, sin duda, supone un ahorro considerable de tiempo y dinero.
En definitiva, el ahorro empresarial depende de distintas variables que requieren contraste, automatización y digitalización.