Conocer el valor de mercado de una compañía es fundamental a la hora de pedir financiación o en operaciones de compraventa. En este artículo, se indican las metodologías más comunes para valorar una empresa.
Estas 6 metodologías se pueden utilizar combinadas o por separado, aunque cada una de ellas destaca por un elemento determinado.
Esta ratio es recomendable para inversiones en valores, ya que permite calcular cuál es la tasa de ganancia en términos relativos. Para realizar el cálculo, hay que obtener el precio de compra del activo y dividirlo entre los beneficios anuales que aporta por acción. Es preciso tener en cuenta que, en este caso, se calculará por unidad.
Un PER excesivamente alto puede significar que la empresa está sobrevalorada y, por lo tanto, se estaría pagando demasiado por la acción. Por otra parte, un PER bajo puede hablar de pocas expectativas de beneficios o una infravaloración.
El dividendo es la retribución que las sociedades mercantiles reparten entre sus accionistas, la cual puede ser trimestral, semestral o anual. El cálculo es subjetivo, en tanto en cuanto, aunque la cifra que se reparte es conmensurable, la rentabilidad exigida dependerá de lo que determine cada accionista. Dividir ambas cifras permitirá conocer el valor por acción.
En este caso, se sabrá con exactitud cuál es el valor de cada acción real, en función de los beneficios que se prevén en un ejercicio.
El valor contable tiene las ventajas de ser una ratio exacta y que responde a lo que está establecido en el balance contable. Como el activo y pasivo tienen que ser equivalentes, para valorar una empresa, conviene diferenciar entre el patrimonio neto (que se incluirá en el pasivo) y el pasivo, propiamente dicho.
El valor contable se calcula restando el activo (entendido como conjunto de bienes y derechos) del pasivo (conjunto de deudas y obligaciones). El resultado será el patrimonio neto, que servirá para calcular el valor contable.
El valor de liquidación parte del supuesto de querer vender todos los activos de la empresa y, aunque esta es una operativa extremadamente rara, la magnitud sí es válida para conocer el valor real de una compañía. Se necesita para conseguir restar el valor de venta de los activos a precio de mercado con las obligaciones financieras contraídas en ese momento.
Esta variable servirá para saber si, en el momento de adquirir una empresa, se cuenta con patrimonio real o tan solo se están transmitiendo deudas.
El valor por fondo de comercio calcula dos elementos importantes de la compañía para determinar su valor. En primer lugar, los activos materiales de la compañía. Por otra parte, el rendimiento que se espera en futuro. Por lo tanto, se combinan elementos objetivos y subjetivos.
Esta magnitud se calcula de forma indirecta, teniendo en cuenta el valor de rendimiento restado del sustancial; o de forma directa, restando el rendimiento invertido del normal
El valor de los descuentos por flujo de caja sirve para prever el movimiento de la tesorería durante un determinado periodo de años, que no puede sobrepasar los 20. Es fundamental tener en cuenta los riesgos del sector, los de la empresa y los macroeconómicos. El resultado es un análisis muy amplio, que permite calcular el valor real a largo plazo.
Para conseguir la cifra, hay que calcular, en primer lugar, los flujos de caja de los próximos años; posteriormente, el coste de capital; y, finalmente, el valor perpetuo. Con estos datos, se conseguirá valorar una empresa.