Hay muchos problemas que pueden afectar a una gran empresa y uno de ellos es la rotura de stock, que deriva a veces de una mala planificación y en otras ocasiones de motivos externos.
Se da cuando no se puede satisfacer la demanda de un cliente por falta de unidades del producto solicitado. Esta incidencia es fácilmente cuantificable. La manera más sencilla de valorarla es multiplicar el número de unidades que han dejado de servirse por falta de disponibilidad por el coste de cada una.
Sin embargo, hay consecuencias que van más allá del negativo impacto económico sobre la compañía.
La primera es evidente, y es que una falta de unidades disponibles se traduce directamente en una pérdida de ventas por parte de la empresa. Sin embargo, el coste económico puede ir más allá. A veces, si el stock llega con retraso, la compañía se verá obligada a entregar el producto de forma urgente, con el coste extra que ello supone en concepto de transporte.
Sin embargo, una falta de stock puede afectar a la compañía de una forma más profunda. Los clientes que se han quedado sin su producto acudirán a otras tiendas para obtener lo que buscan. Esto se suma a la falta de credibilidad que supone no disponer de unidades suficientes y, por tanto, no proporcionar una buena experiencia de usuario. Si la persona queda satisfecha con este nuevo suministrador, muy probablemente será un cliente perdido.
Este problema afecta también a la plantilla, y es que al fin y al cabo es una crisis que los empleados han de resolver. Podría derivar en estrés laboral e incluso en conflictos internos si la falta de producto disponible se ha debido a una mala gestión por parte de algún departamento.
Ya se ha visto que se trata de un grave problema que trae importantes consecuencias para la empresa. No obstante, no es algo que no tenga remedio, y es que se pueden implementar medidas para evitarlo.
Estos son tres puntos que la empresa ha de tener muy claros si quiere hacer una buena gestión de stock. El lote óptimo es el número de unidades que hay que encargar para optimizar el coste del pedido. Es importante entender que no hay que quedarse corto, pero tampoco está bien hacer un pedido demasiado grande al que no se le vaya a dar salida.
El punto de pedido, por su parte, hace referencia al momento en el que hay que contactar con los proveedores. Un ejemplo: no es lo mismo un producto de alta gama del que se vende una unidad a la semana, que una prenda de ropa que compran veinte personas al día. En el primer caso, la empresa puede permitirse esperar a que queden pocas unidades para hacer el pedido; en el segundo caso esto no sería inadmisible.
Por último hay que considerar el stock de seguridad, que es el que va a cubrir imprevistos. Se trata de tener una reserva para posibles picos de demanda, que pueden darse por una campaña de marketing que funciona bien o por otros motivos externos. Por ejemplo, la venta de material escolar se dispara en septiembre y los vestidos de fiesta se venden mucho más justo antes de Nochevieja. Son temporadas que la compañía ha de incluir en sus previsiones.
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A veces la falta de stock se produce por la falta de comunicación entre departamentos. Esto provoca, además, conflictos entre trabajadores, pues al final las consecuencias afectan a toda la empresa. Para evitarlo hay que promover una coordinación interdepartamental en la que los datos estén disponibles para todos.
En esto la tecnología es una aliada, y es que hay softwares que permiten automatizar procesos y que todos los empleados puedan acceder a la misma información.
Otra de las causas más frecuentes de la ausencia de unidades es una falta de compromiso por parte de los proveedores, que pueden retrasarse a la hora de servir el pedido o incluso no servirlo por motivos varios.
Por eso es necesario contar con proveedores que puedan responder a las necesidades de la empresa, también cuando hay picos de demanda. Asimismo, la compañía tiene que revisar los acuerdos a los que llega con ellos y procurar que estén satisfechos con el trato, ya que así obtendrá también un mayor nivel de compromiso. En este sentido, el Supplier Relationship Management es una forma de trabajar que nos ayudará a mejorar la relación que tenemos con los proveedores actuales.
La rotura de stock es un grave problema que afecta muchas veces a las empresas. Sin embargo, hay maneras sencillas para evitarlo que merecen la pena implantar teniendo en cuenta el alcance que pueden tener las consecuencias. Una buena gestión de stock es probablemente el factor más relevante.