Un SGA (Software de Gestión Almacenes) es ideal para optimizar el manejo de materiales. Los procesos para esta optimización incluyen una amplia gama de equipos y sistemas, los cuales ayudan con el pronóstico, la asignación de recursos o la administración de inventarios, entre otros. Para no equivocarse en el manejo, nada mejor que conocer diversas ideas al respecto.
1. Mejorar el factor humano
El trabajo humano es muy importante para la gestión de almacenes, por lo que es necesario optimizarlo al máximo. No se trata de contratar más personal o aumentar la carga de trabajo. En este caso, prima conocer a fondo el estado de la plantilla, los trabajos que realizan y el tiempo que les lleva cumplir con sus actividades. Tras este estudio, es posible descubrir los puntos flacos.
Quizás se encuentren procesos redundantes y que la falta de algún equipo en concreto lastra todas las operaciones. Una vez determinados los puntos a mejorar, hay que actuar de manera metódica y atendiendo a los resultados del análisis inicial. Por descontado, deberán establecerse formas de revisar la efectividad de los cambios introducidos.
2. Aprovechar al máximo el espacio, la clave de la gestión de almacenes
Optimizar el uso del espacio del almacén es uno de los puntos clave, y también uno de los más complejos. Ahorrar espacio también es una prioridad, ya que este siempre será limitado. El orden de entrada y salida de materiales, la colocación eficiente de los mismos o su distribución en el propio edificio son aspectos a tener en cuenta y a pulir continuamente. Además, hay que garantizar el flujo constante y adecuado de los materiales para evitar pérdidas de tiempo.
3. Estandarización
Todos los componentes, módulos y sistemas de trabajo deben ser lo más homogéneos posible. Esto contribuye a facilitar la comprensión de las actividades a realizar por parte del personal, pero también propicia un manejo de materiales mucho más eficiente. En caso de tener que reorganizar el almacén, el tiempo que lleve esta tarea se verá reducido gracias a la estandarización de los procesos.
Métodos, equipos, controles y el software involucrados deben estandarizarse en la medida de lo posible. No obstante, no hay razón para sacrificar la flexibilidad, la modularidad y la producción en aras de una estructura inflexible. Adaptarse a las necesidades de los clientes y del mercado es más importante que una simple estandarización de procesos.
4. La automatización
Las operaciones más sencillas y repetitivas llegan a lastrar la producción, ya que el personal puede llegar a cansarse. Así, la automatización de estos procesos conllevará una mejora sustancial del manejo de materiales. Hay diferentes maneras de afrontar este proceso. Sea utilizando equipos continuos tipo transportador para el manejo de grandes volúmenes de material o recurriendo a vehículos guiados automáticos para el control de los flujos unitarios, estar al tanto de los últimos avances tecnológicos es esencial.
Además, la automatización debe llevarse a cabo cuando la finalidad sea optimizar operaciones y respuestas a clientes internos o externos. Esto supondrá una mejora de la consistencia y predictibilidad de las diferentes operaciones, pero también incrementará la eficiencia operativa y contribuirá a reducir los costes derivados de las diferentes actividades.
También es necesario tener en cuenta el uso de la energía, ya que la automatización supone recurrir a nuevas máquinas. Así, habrá que disminuir el impacto ambiental, algo que debe basarse en la elección adecuada de los equipos.
En definitiva, con un SGA es posible conseguir una mayor optimización de diferentes procesos. Sin embargo, con estas ideas se logrará una sustancial mejora. Hay que tener en cuenta si el espacio del almacén se usa de manera adecuada o si los procesos están estandarizados, pero al final se conseguirá la tan ansiada optimización.
