¿MVP o Producto Mínimo Viable, que es y para que sirve?
El Producto Mínimo Viable o Minimum Valuable Product (MVP), como rezan sus siglas en inglés, es un producto o servicio que recoge las funcionalidades mínimas que puede necesitar un cliente para que se vean satisfechas sus necesidades. Es decir, se trata de una versión muy básica de la solución que un emprendedor puede ofrecer en el mercado y que puede servir para testear el resultado de su propuesta. Este MPV habitualmente tiene un coste de producción mínimo y permite a un emprendedor comprobar si su producto o servicio sería demandado en el mercado.
¿Qué ventajas tiene y para qué sirve el Producto Mínimo Viable (MVP)?
Este concepto fue introducido en el ámbito empresarial por Eric Ries, que fue, además, el principal impulsor de la metodología Lean Startup. Se trata de una filosofía de trabajo para lanzar nuevos productos o servicios al mercado que tiene como referente el testear o probar el resultado de un nuevo producto o servicio antes de invertir en su pleno desarrollo y comercialización.
Usar el Producto Mínimo Viable ofrece importantes ventajas a los emprendedores, pero tiene tres objetivos principales que son:
– Impedir que se cree y se lance al mercado un producto que nadie demanda y que no tenga ningún éxito.
– Maximizar la eficacia de cada moneda invertida en el proyecto. De esta forma, gracias a esta metodología, los recursos que se usan son los mínimos para testear el mercado con el producto o servicio, sin desperdiciar recursos.
– Obtener pruebas reales del funcionamiento del producto o servicio antes de invertir tiempo y dinero en él. Si el MVP demuestra que funciona y tiene mercado, es cuando el emprendedor podrá dedicar su tiempo y esfuerzo en desarrollar a fondo el producto o servicio.
Es un concepto muy empleado en marketing para el lanzamiento de nuevos productos o servicios. Este concepto se usa para desarrollar un proceso que está integrado por varias etapas: construir, medir y aprender. En cada etapa se obtiene información que es de gran utilidad para el nuevo empresario. En la fase de construcción, se crea el nuevo producto o servicio con el que se pretende cubrir una necesidad del mercado. Este producto será muy básico y tendrá unas características mínimas para dar respuesta al mercado.
En la fase de medición, el emprendedor habrá lanzado al mercado un nuevo producto o servicio y podrá medir el rendimiento o el funcionamiento que tiene en el mismo. En función de los resultados que obtiene, puede introducir mejoras y cambios que le ayuden a adaptar el producto o servicio a las necesidades y demandas reales de los consumidores o público objetivo.
Con esta metodología de trabajo, si un determinado producto o servicio no logra los resultados esperados, es posible incorporar cambios o modificaciones que ayuden a mejorar el producto o servicio para adaptarlo a las demandas y a la información recogida. De esta forma, el emprendedor se puede plantear dos situaciones:
– Continuar con su propuesta mejorando los aspectos que haya detectado que no funcionaban correctamente.
– Pivotar, desechando por completo su idea original y llevando a cabo el proceso de construcción de nuevo para responder a las necesidades detectadas en la prueba.
El tipo de clientes o destinatarios de este Producto Mínimo Viable es un tipo de cliente que está dispuesto a probar nuevos productos o servicios sin exigir mucho. Se trata de un cliente que se considera un early adopter, es decir, que prefiere dar oportunidades a nuevos productos o servicios para decidir si responden adecuadamente a su necesidad o pueden encajarle en su día a día. Sin duda, es una metodología de trabajo muy interesante y que funciona muy bien si se va a emprender una nueva actividad empresarial.
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